sábado, 16 de marzo de 2013

Una visita al rehabilitado pazo de Liñares, en Prado (Lalín)

El pazo de Liñares, en San Martín de Prado (Lalín) fue, en su época, una de las grandes casas hidalgas de la tierra de Deza. A lo largo del siglo XX sufrió diversos avatares y el cambio de titularidad en varias ocasiones, lo que hizo que la gran mansión deviniera en un estado próximo a la ruina, muy alejado del esplendor que había tenido en otros tiempos.
 
Hace unos años lo adquirió el Ayuntamiento de Lalín con la intención de rehabilitarlo, obras que, en lo esencial, han concluido, por lo que la semana pasada se nos ofreció la oportunidad a los miembros del Seminario de Estudios do Deza a visitarlo y apreciar in situ los trabajos realizados.
 
Como comentario personal, ya que lo visité por primera vez por el 1999 y luego en varias ocasiones en los siguientes años, apreciando de primera mano el rápido deterioro que sufrió en los últimos diez años, me parece una rehabilitación magnífica. Hay que entender que no se trata de una restauración, conservar todos los elementos que había (la mayor parte con relativo o ningún interés), sino una adecuación para convertirse en un espacio multidisciplinar donde convivan archivos, bibliotecas, exposiciones de arte, laboratorios de naturaleza y de arqueología... no en vano el edificio ocupa una superficie cercana a los 1000 metros cuadrados, por lo que se dispone de casi 2000 metros cuadrados de salas que se pueden dedicar a múltiples actividades.
 
Sin más, paso a compartir unas cuantas fotografías de la visita, pero he querido ir más allá e incluir también otra serie de ellas tomadas en el año 2004, a través de las cuales podemos apreciar no sólo la situación en la que se hallaba este pazo sino también el gran trabajo que se ha llevado a cabo en él.
 
Primeramente una vista general desde la entrada (siempre irá primero la fotografía del año 2004 y después la actual)


La capilla del pazo



La extensa fachada principal, de finales del siglo XVIII.


Unos detalles de la fachada principal. Primeramente un balcon, sustentado por ménsulas con ornamentación vegetal

Y la piedra armera, de los Taboada y Mosquera, en una gran peineta barroca. La limpieza de la piedra ha sido perfecta...

Una imagen de la zona más antigua del pazo, con orígenes en el siglo XVI, en una antigua torre. Corresponde a la zona de la cocina con su monumental chimenea.

Las que siguen son unas imágenes actuales de la fachada posterior del pazo, una de las zonas más bonitas del mismo




Desde la galería posterior se puede disfrutar de unas magníficas vistas de la iglesia parroquial y de los alrededores

Y en el pretil se ubican las piedras armeras más antiguas del pazo, con las armas de los Taboada, Camba, Varela, López de Lemos...

Ya que líneas atrás hablé de la chimenea de cocina, comenzaré un breve recorrido por algunas estancias del interior precisamente por este elemento característico de los pazos, que en este caso es de unas dimensiones notables, asentada sobre una estructura maciza de piedra de unos cinco metros de altura, que soporta el ingente peso de esta grandiosa chimenea. La primera fotografía corresponde a su estado en 2004 y la segunda después del trabajo de rehabilitación


La entrada principal del pazo de Liñares...


Otro de los elementos característicos, en las antiguas caballerizas el comedero, con capacidad para diez cabezas de ganado. Gran parte de las piedras del mismo fueron usadas para relleno de la carretera que pasa a pocos metros del pazo, por lo que sólo se pudo recuperar lo que ya existía. Constituye en la actualidad el centro de interés de una amplia estancia.


Realmente impresionante el salón principal del pazo de Liñares, decorado con pinturas murales que fueron restauradas en su totalidad, cuenta con superficie de 120 metros cuadrados, por lo que es una de las salas más importantes del edificio.


En los alrededores se conservan ejemplares arbóreos de interés. Destaca un olivo posiblemente varias veces centenario cuyas maderas y ramas necesitan ser saneadas

Y en el jardín principal una sequoia y un magnolio centenarios y de gran porte, sobre todo el último citado, auténticamente impresionante...


Espero que la visita haya sido de interés. En verdad he quedado satisfecho de la visita, sobre todo por rescatar de la ruina un edificio emblemático del pasado hidalgo de Deza. Trabajar en común para llenar de contenido los espacios del pazo y hacer de él un monumento vivo será lo más difícil...